Bajo este manto nocturno disfruto en soledad del dulce ronroneo del mar. Las olas murmuran, hartas de tu ausencia, que vuelvas. Susurran tu nombre en cada uno de los gritos ahogados a su encuentro con la arena, donde se pierden mezclándose con las gotas de agua que se calan entre la arenisca. Condenadas a sumirse en su propio olvido...
Alcanzo con mis pies los vestigios de su llamada, esa que no logra hacerse oír en el horizonte en el que te encuentras. Y abrazando entre mis dedos el llanto perdido de aquel mar que te aguarda impaciente, dejo que mis lágrimas se reúnan con las suyas a la espera de tu regreso.
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