Hay momentos en los que la vida te sorprende con la visita de alguien desconocido. Visita que piensas que solo durará unos días y luego volverá a irse pero, ¿qué pasa si de repente te das cuenta de que ha venido para quedarse? Lo malo es que esto ocurre cuando te encuentras a la espera de otra persona y no te das cuenta de que esa otra persona a la que esperabas era, en realidad, la de la visita inesperada... Irónico y bastante confuso, ¿verdad? Así somos los seres humanos, nos complicamos la vida nosotros solitos, lo enredamos todo y luego no sabemos arreglárnoslas para salir de ese enredo.
Nos aferramos tanto a la búsqueda de ese "alguien especial" que cuando llega estamos tan ciegos que seguimos esperando, aunque ya lo tengamos delante de nuestras narices. Y así es como dejamos escapar las oportunidades. Así es como dejamos escapar esos trenes que probablemente sean los que nos lleven por el camino de la felicidad. Así es como dejé escapar yo el mío... ¿Por qué? Miedo, inseguridad, desconfianza, en definitiva, razones varias. Razones que siempre nos llevarán por el mal camino pero a las que siempre, no sabemos por qué, les hacemos caso, y luego vienen las consecuencias y los arrepentimientos, grandes arrepentimientos...
"Hay momentos en los que los trenes solo pasan una vez y antes tal vez pasó uno para ti y lo dejaste ir delante de ti. Pero no importa porque, si te quedas en la estación, pasarán más. Tal vez no uno directo, pero puedes pagar un transbordo". Palabras que duelen, sobre todo dichas por alguien que te importa tanto y que sientes que ya has perdido. Sí, puede que tal vez perdiera el tren que tanto tiempo llevaba esperando, pero me niego a renunciar a él. Estoy acostumbrada a esperar, soy paciente, así que seguiré haciendo transbordos mientras espero a que ese tren vuelva a la estación para que me permita subirme a él y cerrar las puertas tras de sí, pero eso sí, conmigo dentro. No pienso rendirme mientras quede una posibilidad, por ínfima que sea, de recuperar ese tren, porque estoy convencida de que quiero subirme a él. Esperaré hasta que no me queden fuerzas para hacerlo. Te esperaré.
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