Ir al contenido principal

Fan de ti... ~


Sola, sentada en esta máquina que me aleja de ti. Perdida. Pero ese sentimiento de no hallarme en ningún lugar desaparece al imaginarme a tu lado y, aunque solo sea en mi pensamiento, da paso a la familiar comodidad de tu compañía...

De tu mirada; del sonido de tu risa, esa que me roba una sonrisa involuntaria y totalmente espontánea. 
La de tus labios que tan bien saben atraer toda mi atención mientras, sosegados, dejan que tu voz se escape con un leve roce y que, al despegarse, muestran la única sonrisa capaz de hacerme olvidar todo lo que mi mente ocupa; y quedo atrapada en ese fascinante baile que tu boca conforma. 
De la línea que delinea tu indescriptible figura; de tu cabello tan fino y sedoso que siempre encuentra la forma de caer perfecto sobre tu delicado rostro para acomodarse luego sobre tus hombros.
Y me detengo al descubrir un lunar dibujado en el mapa que forma tu piel. Desearía conocerlos todos para luego saber perderme en ellos al recorrer cada centímetro de tu cuerpo.

Y de nuevo me descubro distraída admirando la más absoluta de las bellezas: la tuya.
Cada vez que estoy a tu lado, lucho contra el impulso de arrojarme sobre ti para no dejarte escapar jamás. Y es que no puedo dejar de imaginarte, de pensarte en cada segundo, de cada minuto, de cada hora, de cada uno de los días que paso sin verte. 

Y aquí estoy hoy, regresando a la rutina de echarte de menos...



Por tantas razones soy fan, no lo puedo evitar...

Comentarios

  1. Realmente construyes la imagen de manera que parece que no solo ves, sino sientes lo que lees, algo que solo somos capaces de conseguir cuando dejamos escapar la fuerza de lo que sentimos a través de palabras =) No sabía de la existencia de tu blog, pero me ha hecho mucha ilusión! No lo dejes, sigue escribiendo!!
    Un beso demasiado enorme para mi una niña muy pequeñita llamada Ani... =)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Relatos cortos...√

Que de la longitud no depende la valía de un relato lo sabemos bien. Que nuestro relato lleva escritas apenas unas pocas líneas, también. Que del futuro no sabemos nada estamos seguras, pero lo que sí sé yo es que quiero caminar a tu lado convirtiendo este pequeño relato en una novela de cientos -o miles- de páginas; páginas que iremos escribiendo con cada paso que demos, porque quiero descubrir qué me depara esta historia que, hasta ahora, no ha dejado de emocionarme.

Mi bailarina de emociones...√

Y de pronto me hallo pensándote sin saber siquiera que te encontrabas danzando por aquí, por mi cabeza; sin saberte la bailarina protagonista del escenario de mi memoria, aquella en la que sigilosamente has creado un refugio que crece más y más, y que va proyectando tu imagen a su antojo. Te has convertido en esa hermosa bailarina de emociones que aparece y desaparece intermitentemente llevándose todos mis pensamientos para llenarlos de ti. Y entonces, al pensarte, te recuerdo. Te recuerdo y vuelvo a sentirte. Vuelvo a tocarte. Vuelvo a besarte y a acariciarte. Vuelvo a sentir mariposas flotando en mis entrañas. Y ahí aparece de nuevo el ansia por verte; el echarte de menos; el anhelar tus labios y el calor de tu presencia.

*¿Iguales? Lo dudo mucho.

Nunca me había dolido tanto que me compararan con alguien a quien ni siquiera conozco, y mucho menos el que me dijeran las palabras "son iguales", palabras que sé, con absoluta certeza, que no son ciertas. De haberme hallado bajo la luz de los focos, ese dolor habría sido claramente palpable en mi mirada. No habría sido capaz de esconderlo, me encontré totalmente desarmada y desprovista de todo disimulo en esos momentos.  Mis nervios me fallaron. Aguanté las lágrimas, pero algunas rebeldes afloraron a pesar de mi resistencia, no recuerdo si lo hicieron en ese preciso instante, creo que supe guardarlas durante un rato, pero escaparon más adelante en contra de mi voluntad. Y también lo hicieron después, en varias ocasiones, hasta que llegó el momento en el que ella secó la última de mis lágrimas -de esa noche, al menos.  Desde ese instante, empecé a actuar como si nada pasara durante el resto de nuestro encuentro, que duró hasta el beso de la despedida -siempre el más dur